martes, 15 de enero de 2013

Los huecos creativos

Llevaba meses, por no decir años, tratando de transformar mi hogar, tratando de meter mano a mi casa y limpiarla, deshacerme de las cosas que se van acumulando, si bien es cierto que varias veces al año hago una buena limpieza de cosas que no uso y las regalo o las dono, me he dado cuenta de que eran incursiones superficiales, un vistacito y listo. 

¡Ah! Pero no vale con eso! En lo que me estoy embarcado estos días está siendo un verdadero y total proceso de mudanza en mi propia casa.

Miro alrededor con placer y me siento como si me acabara de mudar. Sólo se están salvado de esta Kriya las cosas que verdaderamente me gustan, ése ha sido el criterio para soltar. Cuando me atrapa el fantasma del recuerdo agradezco y vuelta a soltar.

El tema ha sido divertido, tenía una preciosa biblioteca de películas de mis tiempos como crítico de cine y acumulaba más de 1000 películas, en la biblioteca municipal de Madrid se han quedado encantados con este donativo y yo más, feliz de que otras personas puedan disfrutar de las películas que estaban mano sobre mano las pobrecitas, aburridísimas esperando a ser vistas… y ése día nunca era hoy.

Ha sido un poema trasportarlas hasta allí, pasito a pasito... todo lo que no se suelta atrapa e impide caminar a velocidad normal, susurraba mi voz interior mientras caminaba partiéndome de la risa bajo la lluvia, porque cuando una suelta lo único que apetece es reírse.
 
Y con los libros lo mismo, no se por qué me cuesta tanto desprenderme de “mis libros” tengo verdadero amor por estos seres … hay que dejar hueco para que entren más, y ya que pido que entren títulos míos ¡Gracias!

 Es curioso, al desprendernos de cosas decimos adiós a lo que fuimos, y a la vez se integran áreas: de pronto, en una estantería, mágicamente se ha organizado una parte de mi periodista con mi escritora. Y por supuesto ése clic se ha colocado dentro de mi en el mismo universo.

Me explico: tengo la estantería del salón dividida por áreas para crear mi realidad, una estantería para el cine y el teatro, otra para los cuentos, otra para poesía y novela, otra de desarrollo interior y creativo, otra para alimentar el amor a mi misma, otra para mi relación de pareja, otra para los proyectos a materializar…

Y por supuesto con su sentido y coherencia: lo que quiero más inmediatamente está en las baldas de más abajo, lo que es más a largo plazo está en los pisos superiores, y ya rizando el rizo con conciencia del feng shui de esta casa... No hacen falta purismos, sí intención y acción.

Insisto: la magia consiste en eso, en poner conciencia e intención, hacerlo de corazón y transformar tu materia (en este caso estantería con “cosas materiales” que simbolizan algo más, siempre hay algo más). 
La magia en la vida consiste en dejarte libre para transformar desde tu intuición.

La magia de las estanterías es una forma de exteriorizar procesos internos.
Todo cambio externo se interioriza y viceversa: estamos preparados para hacer un cambio externo cuando hemos hecho un clic en nuestro interior que nos permite transformar nuestro exterior. Lo que es dentro es fuera, y lo que es fuera es dentro, es siempre lo mismo. 

Una estantería vacía es mucho más que hacer un hueco... es hacerse un hueco en el interior, es regalarse el placer de dejar un hueco en el Alma para que habite lo nuevo.  

 Lo más gracioso es que cuanto más tiraba, más fuerza interior iba recobrando, ¡qué placer es reinventarse!
 
Me he quedado felizmente vacía y en armonía, portando sólo lo que verdaderamente me gusta y sabiendo que podría soltarlo también, que ni siquiera lo necesito porque los libros, las películas, la música que me emociona, mi vida vivida... lo llevo tan en el corazón que forma parte de mi.

!A soltar que son dos días!